El Cura Ahorcado
La fiesta de la vendimia o el carnaval son motivos suficientes para que los lugareños de Cerro Blanco lleguen hasta Codpa, o simplemente al pueblo, como ellos lo llaman, buscando un poco de diversión. Cuando la fiesta acaba, deben regresar a sus casas, pero a media noche el camino se hace más largo, la oscuridad apaga conversaciones y recuerdos del festejo. Sólo se oye el riachuelo que va saltando de piedra en piedra, simulando un gran caudal en el negro silencio.
Llegando a la última rinconada, está la higuera de frondosas ramas que hacen del paisaje un laberinto por donde, obligadamente, caminantes y arrieros deben pasar. En este camino espera el cura ahorcado que no permite el paso durante la noche.
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Todos temen andar por esos lugares. Ni siquiera el hombre más osado se atreve. Todos deben esperar el amanecer y que el sol traspase la espesura de las hojas, ahuyentando al ahorcado, que aún se aparece a los turistas y lugareños.
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